domingo, 8 de abril de 2012

CONCEPTOS DE NORMALIDAD Y PATOLOGÍA Y EL DIAGNÓSTICO CLÍNICO.

Solba, M.L. (2006). Los trastornos psicológicos en el niño. México: Trillas.
      La práctica clínica se ha modificado a lo largo del tiempo buscando como mejorar la atención a los problemas psicológicos de las personas. Por ello, en este capítulo el autor describe  cómo surgió la práctica clínica tal y como hoy la conocemos; incluyendo  la introducción de tres ejes fundamentales de Sydenham, el tratamiento de de Kraepelin a los pacientes psicóticos y la sistematización de las tres tareas fundamentales del médico: 1) diagnosticar, 2) explicar la etiología y 3) plantear una intervención, las cuales son su mayor foco de atención en todo el texto.
    Siguiendo las  ideas de la “nueva clínica”, fundamentadas en los tres criterios mencionados arriba, este autor tiene como objetivo describir cómo los profesionales de la salud mental se han dado a la tarea de crear un manual como el DSM- IV y el CID que les permita diagnosticar los estados patológicos de la personas, tomando en cuenta factores como el desarrollo del individuo, la fundamentación teórica (importante para el trabajo clínico), la etiología de los trastornos, el contexto y la estadística  para  así elevar el nivel de confiabilidad y validez del instrumento en sus diagnósticos.  Esto permite una evaluación del funcionamiento del individuo en sus diferentes áreas tomando en cuenta los cinco ejes diagnósticos que propone el DSM IV-TR, especificando la gravedad del trastorno, su curso y por supuesto, el nivel de certeza diagnóstica  describiendo entidades nosológicas sin dar explicaciones teóricas para facilitar el entendimiento de los trastornos sin importar la disciplina que se practique.
    Lo anterior, lleva al autor a la necesidad de definir otros dos conceptos que se desprenden de esta clasificación nosológica: la normalidad y la patología. Para ello, describe varios modelos que buscan definir con la mayor claridad posible ambos conceptos. 
    Me parece que el autor intenta fomentar en el lector el buen uso de los manuales diagnósticos y una velada defensa de los mismos a través de describir su importancia, su utilidad, su validez y confiabilidad.  Sin embargo, si bien promueve su buen uso, creo que podría ser más fructífero para el lector conocer cómo sería un correcto uso del manual y si resulta conveniente alguna explicación teórica de los trastornos.

LA PREHISTORIA DE LA SICOTERAPIA.


            Mansson, J.M. (1991). Juicio en la psicoterapia, Chile, Cuatro vientos.
   
    La psicoterapia al igual que la psicología ha sufrido diversos cambios a lo largo de su historia, a través de la cual se ha visto precisada a definirse y redefinirse respondiendo a las necesidades de la época en la que se vive. Por lo anterior,  es posible encontrar las “raíces de la psicoterapia”, es decir, su prehistoria.
    En el libro “Juicio a la Psicoterapia”, se muestra cómo desde sus inicios ésta ha sido planteada para imponer la visión del terapeuta sobre el paciente y no para aliviar sus sufrimientos. Comenzando con ejemplos que me parecen interesantes de la prehistoria de la psicoterapia que datan de principios del siglo XX, en el que la visión del mundo de las enfermedades mentales tenía un enfoque regido por ciertos postulados: “la herencia es de primordial importancia, una vida sexual vigorosa es patogénica, la masturbación en particular, conduce a una peligrosa enfermedad, debe protegerse a los niños de toda forma de sexualidad, especialmente de la propia.”(pp. 11). Todo lo que fuera en contra de este postulado generaba perturbación en la persona  la cual se manifestaba de diversas  maneras, la más común la “insania moral”; que se caracterizaba por hacer cosas que el resto de la sociedad psiquiátrica masculina considerara malas.
    Por lo anterior, no es de extrañarse que abundaran en aquella época en Europa personas diagnosticadas con dicho trastorno. En Francia, como lo pone en manifiesto el caso de Harsilie Rouy quien fue despojada súbitamente de todos sus bienes por considerarla en un principio “loca y con identidad delirante” (diagnosticada así por una “confusión” de su nombre), después, cambió el diagnóstico  por el de  “orgullo”, posteriormente ese por el de “locura lucida” o “insania moral” y finalmente los dos anteriores por el de  “orgullo incurable”, diagnostico que la acompaño el resto de su vida.   Todos ellos debido a que a ella le gustaba escribir y con ello “fatigaba el sistema nervioso con exceso de trasnochadas y su aplicación al estudio su vida estaba llena de emociones”, lo cual era insano.
    Otro caso, no muy lejano al anterior es el de Julie La Roche una joven que fue llevada por su padre al hospital psiquiátrico bajo engaños y que fue diagnosticada inmediatamente por el psiquiatra que la atendía como “psíquicamente perversa” y enferma de  “insania moral” por no poder vivir como las otras mujeres, querer demasiado, tener demasiadas ideas y ser demasiado independiente.
     Con los dos casos mencionados brevemente arriba, desde el punto de vista del autor se puede ver que la práctica terapéutica en esos días parecía más un recurso para tiranizar personas,  que resultaban ser en su mayoría mujeres a las que sus familiares querían desaparecer o despojar de sus fortunas a heredar, es decir, en esencia era una corrupción, justificada hábilmente bajo la intención de ayudar a curar el sufrimiento de los pacientes.
    Por otro lado, me parece que el autor confunde la psiquiatría asilar con la psicoterapia actual, porque si bien cree que “la tiranía de juzgar inadecuada la vida de otra persona fue y es la fuente de la psicoterapia” (pp.26), me parece necesario hacer una distinción, ya que a mi juicio lo anterior sólo aplica en el primer caso (la psiquiatría asilar); en la psicoterapia actual, es el paciente el que decide acudir a consulta (con excepción de los niños y algunos adolescentes), el que siente que algo no anda bien en él y necesita ayuda. Por esta razón no creo equiparable ambas modalidades de psicoterapia como el autor lo propone.
     Finalmente, me parece importante rescatar que estoy convencida que el interés por mejorar y entender muchos fenómenos mentales incitó a desarrollar nuevos métodos y técnicas para incrementar y mejorar la salud psíquica de las personas.


jueves, 28 de julio de 2011

sábado, 2 de julio de 2011

Raíces de la psicoterapia

Desde la aparición del hombre en la Tierra, los seres humanos hemos tratado de entender nuestro propio comportamiento y,  en realidad ha generado muchas maneras de aproximarse a la respuesta. Las respuestas han sido variadas, al igual que las formas. Se ha pasado desde considerar una posesión de espíritus (buenos o malos), hasta explicaciones científicas observables, medibles y cuantificables. Esto es porque en el siglo XVII surge un repentino interés por una “filosofía experimental”, por asuntos prácticos.

Con el tiempo, me parece que el explicar las razones no es suficiente, ya que la teoría de una manera ideal sana, no es lo mismo que trabajar con lo que ya esta enfermo. Es decir, no es lo mismo crear o construir a reparar.

El interés por el mejoramiento, ya no tanto impulsado por la explicación humana, incitó a desarrollar nuevas metodologías en todas las áreas para la intervención y el MEJORAMIENTO de la salud psíquica de las personas.  Surgiendo así la psicoterapia.

En el siglo XX el interés de Freud por entender el comportamiento humano da origen al psicoanálisis y con esto se inicia la controversia de la “salud” y “enfermedad” mental.

Cada psicoterapeuta define o considera una conducta psicopatológica de acuerdo a la concepción de la naturaleza humana, que a mi juicio resulta bastante subjetivo e incluso confuso.

Para Freud una psicopatología que requería tratamiento era por una sublimación inadecuada, para él el hombre ideal era el hombre sublimado. Al tomar como punto de referencia este concepto de sanidad, me parece concreto el término. 

La definición de bienestar emocional entonces no es una cuestión científica, sino el reflejo de los valores éticos que sustente el que lo define.

Sin embargo, todas las formas de psicoterapia coinciden  que el hombre es susceptible de cambio y capaz de producir ese cambio en sí mismo. Además de que coinciden en que el autoconocimiento constituye la base de la realización personal. Desde luego desde diferentes perspectivas, razón por la cual hoy en día existen diversos enfoques con una propuesta de psicoterapia diferente.

Todas las escuelas que pretenden ser fieles a la “psicología dinámica” sostienen que la falta de conocimiento es el meollo  de la psicopatología.
autor: Ivana Guzmán (2011).

Personalidad saludable

Personalidad saludable… que término tan complicado de definir, ya que la ¡respuesta depende de a quién le preguntes!, lo que si es un hecho es que la mayor aspiración del ser humano es siempre la autotrasendencia, como dice Fromm, es decir, siempre se busca ser mejor al que ya se es.

No cabe duda que cada cosa en el tiempo como en la vida pasa por que tiene sentido que suceda, y como tiene sentido tiene el deber de suceder. La psicología en su construcción y reconstrucción ha pasado por muchos cambios a lo largo del tiempo que la han fortalecido para definirse o redefinirse, solamente es necesario revisar las necesidades psicológicas de las personas en aquellos años para entender el por qué de las propuestas surgidas; iniciando con psicoanálisis orientado a tratar la histeria, fundamentada en la hipótesis de alguna fijación de índole sexual surge por la necesidad de generar una estrategia de intervención que permitiera que el individuo explorarse, entenderse  y asimilarse como es, y de esta manera eliminar todas aquellas llamadas resistencias que no le permitieran fluir. No es extraño entonces que la meta del psicoanálisis sea “hacer consiente lo inconciente”, es decir, “instalar el yo donde antes habia ello”.

Lo mismo pasa con el conductismo y el cognitivismo, que surge con la idea de que ya instaurado “el yo donde habia ello”, como decían los psicoanalistas, entonces es posible un control en la conducta, y esta tiene la característica fundamental de ser observable, medible y cuantificable. Para ellos, los malos pensamientos y el poco control de la conducta hacen que el individuo enferme, es por ello que su trabajo se centra en el control de la conducta y la discriminación de los pensamientos.

La historia no cambia con la llamada 3ra fuerza, apostándole a los que ellos llaman “potencial humano”, surgiendo una vez más por la necesidad de la sociedad de trabajar con muchos de los sobrevivientes de guerra y todas aquellas personas que sufrieran de una neurosis noogena, como diría V.Frank y el sentido de vida, favoreciendo en el individuo el contacto y la responsabilidad consigo mismo y la sociedad. Por el tipo de demanda no es de extrañarse que las condicionantes para una de las terapias más importantes en la corriente humanista TCP sea la congruencia, la aceptación incondicional y la empatía.

 En conclusión, como he descrito anteriormente la psicología ha evolucionado, y gracias a esa evolución hay tantas concepciones de lo que es estar y ser una persona sana.

Personalmente, haciendo una critica a los tres principales enfoques, creo que no todo lo que nos pasa es necesario hacerlo consciente, no tiene sentido porque quizá nos daña más. Creo mas en el incosciente sabio, del que habla Jung, porque no todo lo puesto en el incosciente es necesariamente negativo. Por otro lado, tampoco creo que el control de la conducta sea un cambio real, ya que esta basado en un entrenamiento, esto no pasa por un análisis real, se queda barado en la conciencia, que resulta ser muy limitada.

Todas las corrientes psicológicas, tienen entonces pros y contras en su ser y hacer terapéutico, todas funcionan en la realidad porque favorecen de alguna manera la salud del individuo, que es finalmente la Eureka de la psicología general.
Autor: Ivana Guzmán (2011). 

Suicidio de la pareja.


La muerte trae consigo un impacto que paraliza  y conmociona todas las áreas del ser humano, cuando ella es el resultado de un suicidio, el impacto adquiere una dimensión más compleja por la percepción de culpabilidad, estigma y vergüenza que ocasiona entre las personas que se quedan a llorar su pérdida.

Si bien, el proceso de duelo ocasionado por un suicidio sigue las mismas fases que cualquier otro proceso de muerte, el peligro es que el elemento de culpabilidad ligado a todo suicidio retrase y altere la sana elaboración del proceso.

Duelo por suicidio
Los estudios realizados muestran que los dolientes por suicidio suelen experimentar una depresión más profunda y mayores problemas de índole físico, por el gran desgaste emocional y confusión prologada, en relación con aquellos cuyos seres queridos fallecieran por otras causas.

Tal vez, la principal dificultad radica en los sentimientos de culpa. No en vano los estudiosos del tema han llegado a sostener que justamente uno de los objetivos que se propone quien se quita la vida es provocar el sentimiento de culpa en aquellos que lo rodeaban, pues quien toma tal determinación se encuentra embargado por la frustración y la rabia y quiere provocar aflicción en aquellos que, supuestamente deberían haberle prestado ayuda y, a su juicio, no lo hicieron.

De esta manera quien se suicida tendría la intención de castigar a alguien, que puede ser su familia o cualquier otra persona que no duda en quitarse la vida con el fin de conseguirlo. Por supuesto, hay quienes aseguran que, el propósito del suicidio sería librarse a sí mismo y de sus dificultades.

No importa cuáles argumentos hayan conducido a la persona a tomar tal determinación, lo importante ahora no es lo que se piense o las explicaciones que se puedan dar, pues es una de las tragedias que nunca se puede explicar o entender por completo por el evidente estado crítico de la persona.

Duelo por suicidio de la pareja.
En el caso particular de las personas que sufren la pérdida de su pareja, se enfrentan a un tipo de duelo que resulta ser más complejo de superar; ya que  la persona perdida se lleva también con ella esa parte del propio ser que sólo ella mantenía: el ser compañero de vida, con la que comparten tiempo, planes y sueños de vida en común.

Y es que, la vida en pareja se compone no sólo de los planes de vida que se tengan en común; se trata de un tipo de relación interpersonal, un vínculo que únicamente es entre tres: Tú-Yo y nosotros, es decir  entre la pareja y todas aquellas cosas y sentimientos que comparten entre ellos. Podría ser una relación muy buena, regular o muy mala pero nadie más lo conoce tanto como ellos.

Es decir, el día que parte  uno de ellos, -que puede ser por diferentes motivos-  la pareja se encuentra sola, sola llorando su pérdida, por eso no es de extrañar que sus primeros pensamientos sean tales como: ¿Ficción o realidad?,  y es que lo complicado es cuando no se acepta la idea de que el ser amado ya no está, que jamás podrá volver a abrazarlo, a besarlo, o que ya no volverá a entrar por la puerta por donde tantas veces lo vio salir.